8 de septiembre de 1990, el crimen de María Soledad: La muerte que terminó con el feudo de los Saadi

Madrugada del 8 de septiembre de 1990. El crimen de una adolescente de 17 años, conmocionó a la población de todo el país y generó un escenario político, que derivó en la renuncia del entonces gobernador catamarqueño Ramón Saadi.
María Soledad Morales había sido vista con vida por última vez, el día anterior, cuando fue a bailar en la fiesta de la elección de la Reina del Estudiante del colegio del Carmen.
72 horas después, trabajadores de Vialidad encontraron su cuerpo desfigurado y semidesnudo, mientras que la autopsia determinó que había sido violada, asesinada y que su muerte se debió a un paro cardíaco causado por una sobredosis de cocaína.
La movilización social sin precedentes reclamó justicia a través de las multitudinarias marchas del silencio, encabezadas por la hermana Martha Pelloni, entonces Rectora del Colegio del Carmen y San José, así como por los padres y amigos de María Soledad.
La investigación del homicidio apuntó contra Pablo y Diego Jalil, sobrinos del entonces intendente local, José Jalil; Guillermo Luque, hijo de un diputado nacional y Luis Tula, novio de la joven asesinada.
Según el expediente, cerca de las tres de la mañana del 8 de septiembre la adolescente se retiró del colegio y engañada por su pareja, 12 años mayor que ella, fue hasta la discoteca Clivus, donde se sumaron las drogas a aquella noche de festejos.
La complicidad y la impunidad del poder de la época, escondió las pruebas.
El 27 de septiembre de 1998, ocho años después del crimen, Luque fue condenado a 21 años de cárcel por asesinato y violación, mientras que Tula recibió 9 años de pena por ser encontrado partícipe secundario de ese abuso sexual.