París 1928: Mumo Orsi, Carlos Gardel, Andrade y un Stradivarius

El 24 de junio de 1935, Carlitos murió en Medellín, en un accidente en el que también perdieron la vida Alfredo Le Pera, Guillermo Barbieri y Angel Domingo Riverol. Un historia entre miles, para recordar aspectos de su vida.

14 de junio de 1928. Las selecciones de Argentina y Uruguay, viajaban en tren rumbo a París desde la capital holandesa. El día anterior habían protagonizado en el estadio Olímpico de Amsterdam, la definición de los Juegos en partido desempate, luego de igualar 1-1 el 10 de junio. Victoria 2-1 de la Celeste y segunda medalla para los uruguayos, después del título obtenido en 1924.
Cruzaban Europa en vagones separados, porque la finalísima del Río de la Plata, había sido bastante áspera y quedaban muchas historias inconclusas entre los protagonistas.
Cuando llegaron a la capital francesa, cada delegación se dirigió a su hotel.
Por la tarde, Carlos Gardel fue a visitar a la delegación argentina y los invitó a cenar en el cabaret “El Garrón”, propiedad desde 1920 del bandoneonista argentino Manuel Pizarro.
Al llegar, los albicelestes advirtió que en el lugar también se encontraban los uruguayos. Era el secreto que guardaba, un Gardel siempre componedor entre las dos orillas. El Zorzal sabía de las rispideces que separaban a los dos planteles y decidió sentarlos intercalados: un uruguayo, un argentino…

A Raimundo “Mumo” Orsi, wing izquierdo de Independiente que luego compró la Juventus (ganó cinco scudettos) y fue campeón del Mundo en el ’34 con Italia, le tocó compartir la noche tanguera con José Leandro Andrade, crack de Bella Vista. Los dos habían protagonizado durante todo el encuentro, uno de los duelos más duros. Orsi cansado de los golpes del uruguayo, le pegó desde atrás y cuando cayó, lo pisó. Entonces entre copa y copa, el Negro preguntó: “Mumito, ¿por qué me pisaste en la cancha?”. Las explicaciones del jugador argentino, no alcanzaron. “Estoy rengo por culpa tuya -dijo el half derecho-. Siempre tengo mala suerte con los argentinos, pero algún día me voy a vengar”.

Gardel, pidió silencio y llamó a Orsi al escenario. El «Morocho del Abasto» conocía el costado musical de un futbolista que había integrado varias orquestas y que llegó a tocar con Francisco Canaro: “Mumo, ¿por qué no me acompaña con el violín?”. El puntero izquierdo no tenía consigo el instrumento, pero justo se encontraba en la sala, un violinista de la Orquesta Sinfónica de Francia, que por supuesto, le prestó su Stradivarius.
“Vamos a hacer el tango La cieguita”, dijo Carlitos. Mientras tanto, entre las mesas ya habían empezado a volar miguitas de pan, insultos y alguna trompada. En segundos y antes que arranque la música, se armó una batahola bárbara. Cuando Orsi vio que un rengo se acercaba buscando venganza, le partió el Stradivarios en la cabeza y salió de raje.
Al otro día, la policía parisina preguntó por él en el hotel. El músico de la Sinfónica, había hecho la denuncia. Pero el equipo ya estaba embarcado en el “L’Havre” rumbo a Buenos Aires…

Raimundo Bibiani Orsi nació en Mendoza, el 2 de diciembre de 1901. Jugó 13 partidos y marcó 3 goles en la Selección, entre 1924 y 1936 y ganó el Sudamericano de 1927.
Con Alejandro Scopelli (Estudiantes La Plata), son los únicos que jugaron para Argentina, después lo hicieron para otro país y finalmente, volvieron a defender la albiceleste (www.2-3-5.com.ar)